La impotencia de sentir que no puedes
hacer nada por la persona más importante en tu vida. Estar frente a
la pantalla del ordenador con la incertidumbre de lo que habrá
pasado, de si podrías reconfortarla solo con estar allí, rodeándola
con tus brazos. Sólo un punto de apoyo sobre el que sostenerse en
ese inestable mundo que parece que, en cualquier momento, terminará
por estallar.
Manan los interrogantes en mi cabeza.
¿Qué puedo hacer? ¿Qué puedo decirte?... Me atormenta la idea de
no poder hacerte feliz, tanto como me lo haces tú. No voy a dejar que
te hundas, voy a hacerte un barco con sonrisas, te lo prometo.