Caminamos solos, o mejor dicho,
deambulamos. Vagamos perdidos -sin sentido- por el mundo. Y pocas
veces nos detenemos a pensar en ello. Menuda especie evolucionada,
¡JÁ! Yo me río de nuestra falsa inteligencia. De los miles de
millones de personas que somos, pocos podríamos considerarlos
inteligentes y son éstos lo que permiten el que siga perpetuándose
un ser que renegó de la naturaleza (deberíamos extinguirnos). A lo
que iba, ¿qué sentido tiene nuestra vida, nuestra existencia? Poco
le veo yo; nos levantamos todas las mañanas a la misma hora, con el
mismo tono de despertador, farfullando maldiciones contra ese pequeño
aparato que te recuerda que es el momento de 'seguir con tu vida',
para volver al mismo lugar de todos los días -éste suele cambiar un
par de veces en tu vida, quizá tres, pero seguirá siendo otro
eslabón de la misma cadena-. Te levantas, te duchas y te arreglas,
desayunas... (Esta es una de las pocas cosas que variará de unos a
otros) He aquí la mayor decisión que, seguramente, deberás tomar
en todo el día; debes decidir si ducharte antes o después de
dormir, y otros tantos minutos decidiendo qué ponerte (adoro la
capacidad de pensar en gilipolleces que ha desarrollado el hombre y
ésta te acompañará durante toda tu vida, enhorabuena.). Y esa
estupidez aumenta si eres mujer y tienes que pasar horas delante del
espejo construyendo una máscara de maquilla que oculte todos y cada
uno de tus BELLOS DEFECTOS. Sí, sí, exacto, bellos; la belleza
natural no tiene precio, ¿cuántas mujeres puedes mirar ahora mismo
que no lleven una sola gota de maquillaje? Pues bien, ahora comprando
que hayamos estado tan reprimidas durante tantísimos siglos si nos
han impuesto unas estúpidas pautas que 'debemos' seguir y vamos,
benditas nosotras, y las acatamos y ponemos en práctica como si nos
fuera la vida en ello, incapaces de negarnos. Además, creemos -ya no
solo nosotras, sino la sociedad- que una mujer de verdad ha de estar
obsesionada con su peso para conseguir ese preciado 90-60-90 que no
existe (miles de años de evolución para llegar a esto, ¡bravo! Me
maravillo ante la capacidad humana), llevar unos tacones de 10 cm
MINIMO para ensalzar la figura y corregir esa falta de estatura -si
ya la tienes, te jodes, no podrás usar esos magníficos zapatos
diseñados única y exclusivamente para torturarnos- y la ropa más
ajustada que encuentres en tu fondo de armario (aun tengo que
descubrir cómo es eso, ya que nunca he tenido). Pues, ¡qué os
jodan! Que os jodan a vosotros por pensar y hacernos creer que eso
son mujeres de verdad, y a
vosotras por permitirlo. Reclamo el jamás proclamado modelo de mujer que sale a la
calle sin preocuparse de que no ha tenido tiempo para arreglarse, ni
de qué piensen de ella; que manda a tomar los tabúes a tomas por
culo y se expresa libremente; que piensa por sí misma y sólo se
rodea de quienes la aprecian por ser ella. Mujeres con cerebro...
¿Dónde os escondéis? En fin, haced lo que queráis, yo por mi
parte seguiré con mis pantalones anchos, mis zapas planas y mi
preciada cabecita (el maquillaje os lo regalo, nunca he pretendido
ocultar quien, ni como, soy).
Creo
que me he desviado del tema, podría escribir un ensayo sobre lo
anterior pero no era mi intención, hablaba de la incapacidad del
hombre de reflexionar sobre su día a día, sobre sus vidas en
definitiva. ¿Qué te mueve a levantarte cada mañana? ¿Por qué no
decidir un día no levantarte más, yacer en el lecho y dejarte
morir? En primer lugar, por miedo, porque sentimos miedo a todo lo
desconocido. Segundo, me gusta pensar que más allá de las
negligencias de cada uno, hay algo que nos motiva y empuja a seguir;
nuestra pequeña búsqueda personal. Dejando de lado las apariencias,
considero que todos tenemos un mundo interior que descubrir.
Reivindico la belleza interior. Hemos
llegado a un punto en el que encontrar a una persona con esta
cualidad es prácticamente una hermosa ilusión. En cualquier caso,
invito a la reflexión y a la búsqueda de dicho mundo, de esa
motivación que nos mueve. Si hay un destino... Quiero conocer el
mío, no dejar que me conduzca sin más. Creo que si lo descubro, si
lo conozco, en cierto modo podré cambiarlo. Quiero dejar de
deambular a solas por este triste mundo, quiero encontrarte,
descubrirte, y caminar contigo al lado, y quiero conocerlo todo de
ti.