jueves, 11 de abril de 2013

Puro arte.


Me abandono al abandono de tus amaneceres; verte a mi lado, oliendo a primavera, sonriendo mientras duermes... ¡Qué bonito eres!
Escurrirme entre las nubes que te rodean, despejar la bruma; ser el frescor de la mañana en tu nuca, el rocío recorriéndote sin cauce...
Perderme en la sierra de tus hombros, las montañas de tu espalda, aun con el miedo de tropezar y caerme... ¿Quién no cruzaría un puerto por besarte?
Descender haciendo rápel y obligar a voltearte porque encontré un refugio entre tus brazos buscando una cueva donde resguardarme.
Recrearme con el eco de tus carcajadas, escucharlas aunque haya acabado el son. Con un beso, causar el prematuro deshielo de tus cumbres más altas.
Preferir tus ojos a la luz del Sol, ponerlos a la altura de la Luna llena, porque acariciarte se me antoja tener ya un pie dentro del cielo.
Esperar impaciente que anochezca en el horizonte de tu sonrisa; que a la mañana siguiente regrese tu brisa...

martes, 9 de abril de 2013

Absenta.

Cuando la lengua se cansa de hablar con la razón
y la bebida te obliga a escuchar al corazón.
Cuando la inseguridad se convierte en orgullo
y el miedo se posa al lado tuyo.
Mientras yo, el amor,
entre las sábanas me escabullo,
ahí estás; dolorida, inerte, rota...
Ya solo salen suspiros de tu boca,
malgastando el tiempo que se agota...

domingo, 7 de abril de 2013

¿Quién no busca calor?

Sale un gato de su escondrijo. Se despereza y acompaña el estiramiento con un bostezo. Cuando me mira puedo apreciar tres surcos ensangrentados en su rostro -parecen recientes- uno de los cuales le ha privado de la visión de uno de sus ojos esmeralda. Me mira, y yo le miro. Maúllo tratando de hacerle entender que está a salvo, que no le haré nada. Me mira una vez más y comprende. Se hace una bolita al Sol y, entonces, lo vi... ¿Cuántas veces has visto a un gato tiritar?

jueves, 28 de febrero de 2013

Un susurro.


Sabe amargo. Necesitaba salir, el frío siempre ha sabido escuchar los sentimientos. A veces no sabe que decir, mas a preguntas sin respuesta, ¿quién te podrá responder? Al menos escucha y eso me consuela aunque sea mínimamente. Un susurro a oídos que ya nadie quiere aconsejar. Una caricia a un corazón dolorido y confuso. Siento algo. Odio no sentir, lo necesitaba. Gritos silenciosos que reclaman, si acaso, esta amarga angustia. Palabras que nadie conocerá nunca. No existen. No existen sino en su interior. Torbellino de emociones acumuladas que no entiendo. Me consumen. Tramas de colores grises que no acierto a imaginar. Aquí están, ¿puedes verlos?