viernes, 23 de noviembre de 2012

Pensamientos caóticos.


Caminamos solos, o mejor dicho, deambulamos. Vagamos perdidos -sin sentido- por el mundo. Y pocas veces nos detenemos a pensar en ello. Menuda especie evolucionada, ¡JÁ! Yo me río de nuestra falsa inteligencia. De los miles de millones de personas que somos, pocos podríamos considerarlos inteligentes y son éstos lo que permiten el que siga perpetuándose un ser que renegó de la naturaleza (deberíamos extinguirnos). A lo que iba, ¿qué sentido tiene nuestra vida, nuestra existencia? Poco le veo yo; nos levantamos todas las mañanas a la misma hora, con el mismo tono de despertador, farfullando maldiciones contra ese pequeño aparato que te recuerda que es el momento de 'seguir con tu vida', para volver al mismo lugar de todos los días -éste suele cambiar un par de veces en tu vida, quizá tres, pero seguirá siendo otro eslabón de la misma cadena-. Te levantas, te duchas y te arreglas, desayunas... (Esta es una de las pocas cosas que variará de unos a otros) He aquí la mayor decisión que, seguramente, deberás tomar en todo el día; debes decidir si ducharte antes o después de dormir, y otros tantos minutos decidiendo qué ponerte (adoro la capacidad de pensar en gilipolleces que ha desarrollado el hombre y ésta te acompañará durante toda tu vida, enhorabuena.). Y esa estupidez aumenta si eres mujer y tienes que pasar horas delante del espejo construyendo una máscara de maquilla que oculte todos y cada uno de tus BELLOS DEFECTOS. Sí, sí, exacto, bellos; la belleza natural no tiene precio, ¿cuántas mujeres puedes mirar ahora mismo que no lleven una sola gota de maquillaje? Pues bien, ahora comprando que hayamos estado tan reprimidas durante tantísimos siglos si nos han impuesto unas estúpidas pautas que 'debemos' seguir y vamos, benditas nosotras, y las acatamos y ponemos en práctica como si nos fuera la vida en ello, incapaces de negarnos. Además, creemos -ya no solo nosotras, sino la sociedad- que una mujer de verdad ha de estar obsesionada con su peso para conseguir ese preciado 90-60-90 que no existe (miles de años de evolución para llegar a esto, ¡bravo! Me maravillo ante la capacidad humana), llevar unos tacones de 10 cm MINIMO para ensalzar la figura y corregir esa falta de estatura -si ya la tienes, te jodes, no podrás usar esos magníficos zapatos diseñados única y exclusivamente para torturarnos- y la ropa más ajustada que encuentres en tu fondo de armario (aun tengo que descubrir cómo es eso, ya que nunca he tenido). Pues, ¡qué os jodan! Que os jodan a vosotros por pensar y hacernos creer que eso son mujeres de verdad, y a vosotras por permitirlo. Reclamo el jamás proclamado modelo de mujer que sale a la calle sin preocuparse de que no ha tenido tiempo para arreglarse, ni de qué piensen de ella; que manda a tomar los tabúes a tomas por culo y se expresa libremente; que piensa por sí misma y sólo se rodea de quienes la aprecian por ser ella. Mujeres con cerebro... ¿Dónde os escondéis? En fin, haced lo que queráis, yo por mi parte seguiré con mis pantalones anchos, mis zapas planas y mi preciada cabecita (el maquillaje os lo regalo, nunca he pretendido ocultar quien, ni como, soy).

Creo que me he desviado del tema, podría escribir un ensayo sobre lo anterior pero no era mi intención, hablaba de la incapacidad del hombre de reflexionar sobre su día a día, sobre sus vidas en definitiva. ¿Qué te mueve a levantarte cada mañana? ¿Por qué no decidir un día no levantarte más, yacer en el lecho y dejarte morir? En primer lugar, por miedo, porque sentimos miedo a todo lo desconocido. Segundo, me gusta pensar que más allá de las negligencias de cada uno, hay algo que nos motiva y empuja a seguir; nuestra pequeña búsqueda personal. Dejando de lado las apariencias, considero que todos tenemos un mundo interior que descubrir. Reivindico la belleza interior. Hemos llegado a un punto en el que encontrar a una persona con esta cualidad es prácticamente una hermosa ilusión. En cualquier caso, invito a la reflexión y a la búsqueda de dicho mundo, de esa motivación que nos mueve. Si hay un destino... Quiero conocer el mío, no dejar que me conduzca sin más. Creo que si lo descubro, si lo conozco, en cierto modo podré cambiarlo. Quiero dejar de deambular a solas por este triste mundo, quiero encontrarte, descubrirte, y caminar contigo al lado, y quiero conocerlo todo de ti.

martes, 20 de noviembre de 2012

Dulce galimatías...


Hace tanto que soy tuya sin saberlo... Con aquellas primeras vanas conversaciones te abriste paso hasta mi subconsciente, hasta los escasos minutos en que me permito el lujo de soñar;
Te hice viajar hasta mí sin pedírtelo y te besé por primera vez, te besé sin besarte.
Tracé un estúpido plan, sin avisarte, y me escapé para estar contigo, sin estarlo...

Benditos sueños -galimatías de la mente, dulce realidad paralela- que te otorgan el poder de, por un momento, hacer tuyos tus deseos.
Quizá fuese la forma que tenía el karma, el destino -llámalo como gustes- para llevarme a ti. Y ahora que has aparecido ya no te sueño si no es con los ojos abiertos y un lápiz entre los dedos. Es hora de poner en práctica mis técnicas de escapismo para ir a buscarte.
Gracias por haber necesitado que supiera que existías. Sólo había que esperar el momento, que no se nos escape...