Me abandono al
abandono de tus amaneceres; verte a mi lado, oliendo a primavera,
sonriendo mientras duermes... ¡Qué bonito eres!
Escurrirme entre las nubes que te rodean, despejar la bruma; ser el frescor de la mañana en tu nuca, el rocío recorriéndote sin cauce...
Perderme en la
sierra de tus hombros, las montañas de tu espalda, aun con el miedo
de tropezar y caerme... ¿Quién no cruzaría un puerto por besarte?
Descender haciendo
rápel y obligar a voltearte porque encontré un refugio entre tus brazos buscando una cueva donde
resguardarme.
Recrearme con el
eco de tus carcajadas, escucharlas aunque haya acabado el son. Con un
beso, causar el prematuro deshielo de tus cumbres más altas.
Preferir tus ojos
a la luz del Sol, ponerlos a la altura de la Luna llena, porque
acariciarte se me antoja tener ya un pie dentro del cielo.
Esperar impaciente
que anochezca en el horizonte de tu sonrisa; que a la mañana
siguiente regrese tu brisa...
No hay comentarios:
Publicar un comentario