domingo, 7 de abril de 2013

¿Quién no busca calor?

Sale un gato de su escondrijo. Se despereza y acompaña el estiramiento con un bostezo. Cuando me mira puedo apreciar tres surcos ensangrentados en su rostro -parecen recientes- uno de los cuales le ha privado de la visión de uno de sus ojos esmeralda. Me mira, y yo le miro. Maúllo tratando de hacerle entender que está a salvo, que no le haré nada. Me mira una vez más y comprende. Se hace una bolita al Sol y, entonces, lo vi... ¿Cuántas veces has visto a un gato tiritar?

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