Para empezar, hablaros de ella…
No consigo recordar cuándo la conocí, o cuándo fue la primera vez que
la vi al pasar a su lado. Pero la recuerdo mucho tiempo atrás, cuando yo aún
era una niña…
Me inundan la memoria correrías, carcajadas, la impresión de poder
tocar el cielo con los dedos, sensaciones vertiginosas, los primeros amores,
las primeras borracheras… La rabia, la impotencia, el dolor… Todo me lo enseñó ella.
Nunca supe la edad que tenía -eso no se pregunta- mas para mí, el
adjetivo que la definía siempre fue ‘ETERNA’.
Los años han pasado entre sus brazos, como en los de una madre, dándome
la oportunidad de conocer a las grandes personas de mi vida, ¡GRACIAS…!
Seguimos y seguiremos aquí…
Siempre tuya. Siempre ETERNA.
Siempre… La Z.
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